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Antología de Poetas Peruanas (1984-2001) – Varixs autorxs

$2.000

Los años 80 fueron años crueles. Jean Michel Basquiat se suicidaba, Luis Hernández se convertía en un mito. Elvira Hernández escribía La bandera de Chile, en una edición mimeografiada, y era censurada por la dictadura pinochetista. Arturo Carrera escribía Arturo y yo y volvía la democracia. O. Lamborghini moría en Barcelona. Contemporáneas de un mundo agitado, un grupo de jóvenes y brillantes escritoras peruanas escribían obras fundamentales. Muy poco difundidas en su momento, por las consabidas condiciones de la época. Ser escritora y mujer en Perú -una sociedad machista y clasista, que hacía imposible una apertura mental y sometía, desvalorizaba y genera violencia extrema y sostenida- no fue para nada una tarea sencilla. Imponerse precisamente a esas condiciones sociales y escribir, pensar y vivir sobre todo, casi me atrevería a decir que era una tarea de vida o muerte. Por esto y la genialidad de su propuesta artística es que hoy Carmen Ollé, Giovanna Pollarelo, Rocío Silva Santisteban, y otras escritoras recopiladas en esta antología son imprescindibles y referentes de toda una generación. Allá por los primeros años de la década del 2000 cuando publicamos a estas escritoras, casi no las conocíamos, y fue un verdadero descubrimiento. Fue tanto el impacto que nos produjo esta poesía que, gracias a Cristian Di Napoli, comenzamos a investigar, buscar poemas en revistas, encontrar milagrosamente un libro: Noches de adrenalina, de Carmen Ollé, editada por Jose Luis Mangieri, un dossier en el Diario de Poesía, donde conocimos a Rocio Silva Santiesteban, Mariela Dreyfus, Giovanna Pollarolo y otras, aumentó nuestro entusiasmo.

Un grupo de jóvenes y brillantes escritoras peruanas escribían obras fundamentales. Muy poco difundidas, con ediciones mínimas de sus libros, con el rechazo social siempre inminente, pese a todo la poesía verdadera estaba allí. A los ojos del Dios Hoy, las condiciones de esa época eran un espanto: ser escritora y ser mujer en el Perú -una sociedad machista y clasista, atravesada por una violencia extrema y el odio permanente al «cholo», desvalorizaba, menospreciaba el pensamiento diferente- fue una tarea de vida o muerte. Se necesitaba un valor extremo para imponerse a esas condiciones sociales y escribir, pensar, estudiar y vivir sobretodo. La genialidad de la propuesta artística fue contagiosa hasta nuestros días.

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